La prolongación de la edad escolar obligatoria en Reino Unido y la lucha de clases
Entre las medidas del programa laborista para combatir el paro en las elecciones de 1929 estaba el de prorrogar hasta los quince años la edad obligatoria escolar. Al formar Gobierno llevaron esta medida a la Cámara de los Comunes y la sacaron adelante en el otoño de 1930.
Pues bien, desde el socialismo español se elogió esta medida, y se hizo una interpretación claramente socialista al vincularla a la lucha de clases. Este artículo trata de la misma. En la columna de El Socialista que relataba este suceso se decía que quienes pensasen que la lucha de clases era una “diabólica invención” de los socialistas harían bien en seguir los debates habidos en los Comunes con motivo de la ley escolar que había presentado el ministro Charles Trevelyan, del Gobierno laborista (Trevelyan comenzó en el liberalismo para terminar en el laborismo, siendo un especialista en cuestiones educativas en distintas responsabilidades).
Para los socialistas era la mejor medida para combatir el paro porque evitaba que entraran en fábricas y talleres hasta medio millón de muchachos.
El periódico decía que si la lucha de clases no fuera un hecho toda Inglaterra hubiera aplaudido unánimemente la ley, pero los representantes del empresariado y el capital habían puesto objeciones, aunque se había podido sacar por mayoría, aunque no entraría en vigor hasta 1932.
Esta negativa se interpretaba desde España en razón de que cuanto más joven era el trabajador menos se le pagaba. Además, se afirmaba que las clases poderosas británicas, tan preocupadas por la educación de sus hijos, escatimaban medios para los de las clases pobres, cuando no suponía más que un gasto de “seis pesetas” semanales por alumno, en compensación del jornal que pudieran perder en el año prorrogado. Se calculaba que del medio millón de chicos a los que afectaría la ley habría trescientos mil cuyas familias necesitarían solicitar la ayuda de las seis pesetas. Pero como la ley no entraría en vigor hasta 1932 este beneficio tardaría en entrar en vigor, siendo una manera indirecta de combatir al Gobierno laborista. Así pues, ¿esto no era lucha de clases?
Así se opinaba en el número 6803 de El Socialista del día 28 de noviembre de 1930.
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