Razones para ser socialista: el testimonio de Antonio Fabra i Ribas
En nuestra ronda de personajes destacados del socialismo español para conocer las razones por las que decidieron abrazar esta causa, dentro de la preocupación que siempre hemos tenido sobre las motivaciones por las que las personas deciden un determinado compromiso político y social, le ha llegado el turno a uno de los socialistas catalanes más destacados de la Historia, y que, seguramente, mayor dimensión internacional tuvo. Estamos hablando de Antonio Fabra i Ribas.
En la entrevista que le realizó El Socialista en noviembre de 1931 nuestro protagonista se demoró mucho en su infancia. Nació en Reus y manifestó que rememorar de la infancia le producía melancolía. Fabra quedó muy pronto huérfano de ambos progenitores, a los seis meses de edad, por lo que fue criado por su abuela, de la que conservaba un intenso recuerdo. Pero para el lector y para nosotros más importante era un recuerdo que explicaba de esa infancia y que podemos considerar como determinante o, a lo sumo, fundamental para desarrollar una determinada sensibilidad. Teniendo doce años visitó el pueblo de Barbará, también en la provincia de Tarragona, de donde era oriundo su padre. Allí vivía su tío, el hermano del fallecido, y padrino del muchacho, con su familia. Todos trabajaban la tierra, mitad como aparceros, y la otra mitad como jornaleros. Sus primos tenían una familia completa, con su padre y su madre, pero aquellos niños tenían que trabajar la tierra en una labor dura y penosa, frente a él que siendo huérfano tenía la suerte de disfrutar de una posición desahogada, de clase media, que le permitía poder estudiar. Aquellos parientes del pueblo siempre fueron sus preferidos. Y, como confesaba, Fabra, el contraste que observó entre ambas situaciones familiares y con las de otros parientes de su padre que había ido a América y habían podido hacer fortuna le marcaron, contribuyendo a “formar mis sentimientos y a forjar mi espíritu”. Así pues, la observación en la preadolescencia de distintas situaciones de fortuna en su familia podría ser el origen de sus ideas, como el mismo contaba en la entrevista.
En todo caso, a los catorce años comenzó a interesarse por la política e ingresó en el Centro Republicano Federal, es decir, en el republicanismo más social. Pero la militancia socialista le llegaría, conjugando la experiencia personal, es decir la sensibilidad nacida de los sentimientos que le produjo el contraste social en su familia, con un ejercicio más intelectual, de la razón, porque cuando siendo jovencito viajó a París contactó con los miembros también jóvenes del Partido Socialista, especialmente con los llevaban la revista Le Mouvement Socialiste, y su influencia fue decisiva. En conclusión, la experiencia vital y el contacto intelectual y político en los primeros años de la vida consciente fueron fundamentales para Fabra i Ribas.
Hemos trabajado con el número del 28 de noviembre de 1931 de El Socialista.
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