Cooperativismo y política: reflexionando con Regino González

Historia

En distintos trabajos anteriores hemos estudiado la figura de Regino González en la historia del cooperativismo en el seno del socialismo español, y también hemos explicado la concepción que el socialismo tenía del cooperativismo. En esta nueva aportación veremos las ideas que González vertió en septiembre de 1926 en las páginas de El Socialista sobre cooperativismo y política, sobre la concepción que el socialismo tenía de esta práctica.

 

Regino González planteaba lo que clásicamente el socialismo occidental pensaba sobre el cooperativismo. No se trataba del único instrumento que por sí solo iba a dar al proletariado su emancipación, ya que era el tercero junto con la lucha sindical y la política. Así lo expresó, como hemos estudiado en otra pieza, la propia Segunda Internacional. El cooperativismo sería para los socialistas uno de los medios que había de valerse el conjunto de los productores en ese camino hacia la emancipación. Levantando grandes cooperativas los obreros obtenían ventajas inmediatas y tangibles, e iban trabajando, y muchas veces sin darse cuenta, y hasta contra su voluntad, según González, por un orden nuevo de cosas.

Estas ideas generaban ataques desde el ámbito general del cooperativismo. Para González muchos de esas críticas procedían de los defensores de considerar que el cooperativismo era capaz por sí solo de transformar el régimen social, algo parecido a los que defendían que el sindicato era el único medio para la emancipación. Por otro lado, había quienes criticaban las ideas socialistas sobre el cooperativismo porque consideraban solamente la ventaja material que se obtenía en los artículos que producía y/o comercializaban las cooperativas. Tanto unos como otros acusaban a los socialistas de distraer fuerzas de las cooperativas para dedicarlas a otras cuestiones que no serían propias de las mismas, y porque mezclaban las cooperativas con la política, algo que no debía ocurrir.

Los socialistas no defendían, en opinión de González, pretender meter a las cooperativas en la política que denominaba de “encrucijada y granjería”. Pero la política obrera, a que seguían los partidos socialistas, se trataba de otra cosa, de otro concepto de política.

Era un error considerar que cuando las cooperativas intervenían en la política se destruían. Podrían darse casos, pero no siempre, y los que así pensaban podían tener razón, pero siempre en relación con la política tan sucia y fea a la que González había hecho referencia. Pero las cooperativas se reforzaban si tenían relación con la política que defendían los partidos socialistas.

Para ello ponía el ejemplo belga, donde, como sabemos, el cooperativismo estaba muy desarrollado. González manejaba un documento, que era una circular de la Dirección de la “Previsión Social”, una cooperativa nacional de seguros, que había dirigido a sus empleados y colaboradores, e insertada en su Boletín mensual. En el mismo se explicaba que dicha cooperativa era una cuestión que debía ser llevada como un negocio, pero era, ante todo, una obra que venía a unir sus esfuerzos a los de otras obras del Partido. Dicha cooperativa estaba formada por funcionarios que eran socialistas y se debían al Partido, y se pedía que se pusieran a disposición del mismo en las próximas elecciones municipales. González recordaba la importancia del cooperativismo en Bélgica, y de cómo los socialistas de dicho país hacían intervenir en la política a sus cooperativas, sin olvidar el dinero que aportaban al Partido en su lucha. En conclusión, la emancipación pasaba por el trabajo combinado de cooperativas, sindicatos y partidos de signo socialista.

Hemos trabajado con el número 5489 de El Socialista, del día 7 de septiembre de 1926. Sobre Regino González podemos acudir al Diccionario Biográfico del Socialismo Español y la hemeroteca de El Obrero.

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