En la muerte de Francisco Diego en el verano de 1902
Francisco Diego Sáez es un socialista poco conocido del público actual, pero un ejemplo de los primeros que militaron en el PSOE, y, precisamente, como tipógrafo, casi un prototipo. Efectivamente, Francisco Sáez, nacido en 1857, es decir, unos años después que Pablo Iglesias, fue regente de la imprenta de Ricardo Rojas. Desempeñó diversos cargos en la fundamental Asociación General del Arte de Imprimir de Madrid, y fue uno de los primeros redactores de El Socialista. En el periódico obrero fue responsable durante mucho tiempo de la fundamental sección “La Semana Burguesa”, donde se hacían comentarios sobre la realidad política española. También sería autor de muchos manifiestos electorales y del primero de mayo. En 1888 fue elegido secretario del Comité Nacional del PSOE, cargo que desempeñó hasta el otoño de 1894. El primero de agosto de 1902 falleció.
Pues bien, El Socialista se volcó con su redactor, dedicándole la primera página, enmarcada en negro, del número 857, dedicándole grandes elogios, y recogiendo la necrológica de Ricardo Oyuelos, abogado y un destacado redactor también de El Socialista, especialmente con su serie de artículos “República y Socialismo” de 1894, además de en casi todas las publicaciones socialistas españolas, destacándose posteriormente en la puesta en marcha de los Comités Paritarios en tiempos de la Dictadura de Primo de Rivera.
El periódico, como hemos avanzado, elogió las virtudes de Diego Sáez, como un “socialista convencido, un defensor constante de los ideales redentores, sino también un hombre de portentosa inteligencia, vasta cultura y de una abnegación y un desinterés grandísimos”.
Y era un verdadero prototipo de tipógrafo comprometido. Entró a trabajar de niño, padeciendo jornadas interminables, pero que no le impidieron formarse. Esta cuestión fue muy común entre los tipógrafos, una verdadera cantera de socialistas. Francisco Diego no fue un hombre muy protagonista. Se dedicó incansablemente a escribir después de sus jornadas laborales, y fueron artículos, manifiestos e informes, como hemos indicado. El periódico opinaba que podría haber sido un buen conferenciante, pero el finado rehuyó casi siempre la tribuna pública, aunque tuviera que presidir muchos mítines. En todo caso, algunas conferencias sí pronunció, pero no fue un orador.
El Socialista valoraba que su compromiso procedía del cariño por las ideas socialistas y por la solidaridad.
En el entierro hablaron Julián Aguilera y García Quejido, en nombre del Arte de Imprimir y de la Agrupación Socialista Madrileña.
Por su parte, Oyuelos le dedicó unas palabras en una columna titulada “Deuda de Gratitud”. Oyuelos conoció al fallecido al terminar su carrera de Derecho cuando acudió a la imprenta donde era regente para la publicación de su primer libro jurídico. Oyuelos nos explica que tenía ideas avanzadas, pero dentro del “campo burgués” con un socialismo sentimental, pero el tipógrafo le mostró el socialismo científico, y le proporcionó los primeros folletos donde estudió las ideas del Partido Socialista, además de presentarle a Pablo Iglesias.
Hemos consultado el número 857 de El Socialista, de 8 de agosto de 1902. Las biografías del finado y del autor de la necrológica han sido consultadas en el siempre útil Diccionario Biográfico del Socialismo Español.
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