El acuerdo de obreros y patronos en La Puebla de Amoradiel (1928)

Historia

En estos días estamos repasando los problemas que se planteaban en la España de los años veinte en el momento de la siega sobre el sistema a adoptar para la misma, a destajo o señalando un jornal previo, con conflicto también en esta alternativa sobre la cuantía del mismo. En esta nueva entrega nos vamos a junio de 1928 y para comprobar que la negociación llevó a un acuerdo entre obreros agrícolas y patronos. El hecho ocurrió en La Puebla de Almoradiel (Toledo).

 

El domingo tres de junio de 1928 tuvo lugar en la población toledana una reunión de la Junta Provincial Delegada del Consejo de Trabajo, que había sido creada provisionalmente por el gobernador civil, con el fin de tratar sobre las reclamaciones formuladas por los trabajadores agrícolas para regular las faenas de la siega. La reunión fue presidida por el alcalde, y en ella, como si de un Comité Paritario se tratase, hubo igual número de vocales obreros y de la patronal, es decir, tres por cada lado. Pero, además, estaba el cura párroco y el médico titular, nombrando dos obreros más y Fermín Blázquez, destacado dirigente de la UGT y del PSOE, que sería, precisamente, diputado por Toledo en las Constituyentes de 1931, y que había venido desde Madrid. La reunión fue larga, desde las seis de la tarde a las nueve y media de la noche. Cada parte expuso con orden y sin altercados sus posiciones. Los obreros defendieron el aumento en el precio de la siega, y los patronos accedieron, en principio, a una parte de ese aumento, pero no en otras cuestiones.

Al final, el alcalde propuso y se aceptó que la siega de cada fanega de tierra sembrada de trigo debía fijarse en 18 y 20 pesetas, más el vino que la cuadrilla bebiese y la paja que era costumbre. Como cada uno de estos artículos venía a importar, en el conjunto de la recolección, una peseta cada uno, el precio final era de 20 y 22 pesetas. Las fanegas de terreno sembradas de trigo al primer precio serían aquellas que no diesen once fanegas de grano (recordemos que la fanega era tanto unidad de medida de superficie como de capacidad), y las que sí lo alcanzasen se pagarían a 22 pesetas. La fanega de trigo sembrada de cebada se pagaría al doble del precio fijado para las de trigo. Por su parte, las de avena se abonarían a 15 pesetas, los yeros a 18, y las de otras simientes tendrían un aumento equivalente al que se había reconocido para las simientes enumeradas. La extensión de fanega de tierra no quedaba, como había venido sucediendo hasta ese momento, sujeta al cálculo, sino que se había fijado la medida conocida por el nombre del marco real de Toledo, a la cual medida se sujetarían unos y otros en caso de duda. El aumento del precio de fanega conseguido en 1928 era, como se informaba en El Socialista, si se comparaba con el del año anterior, de seis pesetas. Al parecer, en 1927 en el caso del trigo se pagó 12 y 14 pesetas, más el vino y la paja, siendo el doble para la cebada, una costumbre implantada hace muchos años.

Así pues, el avance era importante. Blázquez aprovechó el acuerdo y el avance para recordar que estas cuestiones se conseguían con organización, como se demostraba al haberse constituido recientemente la Sociedad Obrera, y porque los trabajadores habían observado una ejemplar disciplina.

Hemos trabajado con el número 6029 de El Socialista, de 5 de junio de 1930. En la hemeroteca de El Obrero podemos consultar varios trabajos de reciente fecha de publicación sobre esta materia que está concentrando nuestros esfuerzos en estos días.

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