Las guerras del bacalao
Se denominan como guerras del bacalao a los conflictos entre Islandia y el Reino Unidos por los derechos de pesca, entre finales de los años cincuenta y mediados de los años setenta.
Hubo tres guerras, o tres conflictos, porque, aunque en los mismos llegaron a intervenir barcos de guerra para escoltar barcos pesqueros, no hubo enfrentamiento bélico en sí. La primera guerra del bacalao tuvo lugar en el año 1958 cuando Islandia decidió de forma unilateral ampliar sus aguas territoriales en ocho millas náuticas. Si antes tenía cuatro millas ahora pasaría a doce. Los británicos, habida cuenta de su pesca del bacalao, protestaron. Debemos tener en cuenta que los caladeros islandeses son de una gran riqueza porque en esa zona entran en colisión corrientes cálidas del Atlántico centro con las frías de la zona polar. Ese choque genera mucho oxígeno para un gran desarrollo del plancton, alimento para las especies marinas, incluida la del bacalao.
Este primer conflicto terminó por calmarse porque se comprobó que no afectaba mucho a las faenas de los barcos barrederas británicos, por lo que Londres terminó por ceder. Pero la situación no fue igual en 1972. Los islandeses vieron que sus recursos pesqueros estaban disminuyendo, por lo que ampliaron sus límites jurisdiccionales pesqueros nada más y nada menos que hasta las cincuenta millas. Eso fue visto como intolerable por los británicos, que emprendieron una campaña de presión diplomática para que Islandia permitiera que faenaran sus barcos dentro de esos nuevos límites. A cambio, Londres aceptó un límite para las capturas. Eso permitió un acuerdo de dos años. Como vemos, ya en este conflicto comenzó a verse la cuestión de la preservación de las especies, al imponerse un tope en las capturas anuales con el fin de no agotar unos caladeros que ya estaban siendo sobreexplotados. Esta cuestión fue determinante a partir de 1974. Los caladeros eran menos ricos e Islandia dependía mucho de la pesca, por lo que se decidió romper el acuerdo con el Reino Unido.
Así pues, en 1975 se fijó un nuevo límite de exclusión pesquera en las 200 millas náuticas. Para hacer cumplir esa exclusión Islandia desplegó barcos guardacostas y patrulleras, pero los pescadores británicos se adentraron en este límite porque Londres se lo permitió. El conflicto estalló claramente cuando los islandeses rompieron redes de pesca. El Reino Unido reaccionó y envió hasta veintidós fragatas para proteger a los pesqueros británicos. La tensión subió mucho porque hubo roces entre los guardacostas y las fragatas. Para intentar solucionar el conflicto se celebró una conferencia auspiciada por la ONU. La reunión terminó por dar la razón a la ampliación de límites que había establecido Islandia. Tenemos que tener en cuenta que el país jugó una baza diplomática y militar importante al clausurar la base militar de Keflavik de la OTAN, y que servía para vigilar el tráfico de los submarinos soviéticos. Islandia avisó que no se volvería a abrir hasta que no se resolviera el conflicto. Estas guerras terminaron el 2 de julio de 1976 en un acuerdo por el que los británicos aceptaron gran parte de las pretensiones islandesas. A cambio, Islandia tenía que permitir que veinticuatro barrederas británicas pudieran faenar dentro de las aguas jurisdiccionales, estableciéndose un límite de cincuenta mil toneladas anuales, una cifra sensiblemente inferior a la media tradicional hasta entonces.
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