Pablo Iglesias y su análisis de la fundación de la Segunda Internacional
El 24 de agosto de 1889 tuvo lugar una importante reunión de los socialistas madrileños en el Liceo Ríus, cuando había terminado el Congreso fundacional de la Segunda Internacional, con un apretado orden del día, y cuyo último punto versaba sobre los acuerdos adoptados en el Congreso internacional obrero socialista de París.
Pablo Iglesias cerró el acto, y en este artículo queremos abordar su visión del inicio de la Segunda Internacional.
Iglesias hizo un resumen de los acuerdos tomados, pasando a explicarlos. La primera resolución, como sabemos, se refería a las reformas que había que exigir a la burguesía, era la misma que tenían todos los Partidos Socialistas. Pensaba que algunas de ellas serían concedidas por la misma por puro instinto de conservación, pero solamente cuando se viera obligado a ello por la presión que pudiera ejercer el proletariado, ya que si la motivación hubiera sido su justicia y la necesidad ya las hubiera concedido hacía tiempo, es decir, Pablo Iglesias defendía claramente que lo que se concedía era fruto de las conquistas obreras.
Sobre los ejércitos permanentes, recordó que existían, como se había establecido en el Congreso, para defender los intereses de la clase propietaria, y que si el objetivo era defender la patria mejor sería con el pueblo armado. El socialismo se había reafirmado en sus convicciones revolucionarias de siempre, y había proclamado como fin primordial la conquista del poder, único medio de despojar a la burguesía de sus privilegios.
Para Pablo Iglesias la mayor importancia del Congreso parisino había sido la organización de la nueva Internacional de una manera tan sólida que no podría ser derribada como la anterior por los gobiernos. El Comité Ejecutivo que iba a residir en Suiza iba a ser el lazo de unión de todos los socialistas del mundo, encargado de dar unidad de acción. El líder español quería, además, dejar claro que en el Congreso se había evidenciado que las ideas socialistas no eran solamente patrimonio de “obreros ignorantes”, sino que en el extranjero contaban con “hombres verdaderamente extraordinarios por su inteligencia”. Iglesias se detuvo en explicar la fuerza del socialismo alemán, en fraternización con el francés. Además, los socialistas alemanes habían lanzado un reto a Bismarck (recordemos las leyes antisocialistas del canciller de hierro), que terminaría, siempre a su juicio, y como bien se comprobó, con la victoria de aquellos.
Hemos trabajado con los números 181 y 182 de El Socialista, del mes de agosto de 1889.