Pedro I el Grande y la educación

Historia

Pedro I el Grande es uno de los personajes más importantes de la historia moderna rusa por el vasto programa de reformas que emprendió para modernizar Rusia, inspirándose en modelos occidentales. La educación fue una de sus preocupaciones y en este artículo pretendemos estudiar sus reformas en este sentido, así como sus limitaciones.

 

El zar pensaba que uno de los causantes del atraso social ruso y que impedía que pudiera superarse para equipararse a las sociedades occidentales era la casi nula instrucción que tenían los rusos, incluidos el clero y la nobleza. Pedro planteó la necesidad de crear un sistema educativo que formara a los grupos que debían ponerse al servicio del Estado, motor de los cambios. Este aspecto es fundamental, porque el zar no planteó que la amplia mayoría social rusa, compuesta por campesinos, casi todos siervos, tuviera derecho a alguno en materia educativa.

En un primer paso fomentó las denominadas escuelas de número, que se dedicaban a la enseñanza y promoción de las Matemáticas. Pedro fue un verdadero fanático de las mismas porque consideraba que eran el fundamento de las ciencias y de sus aplicaciones tecnológicas. Como era propio del absolutismo oriental el zar obligó a que se estudiaran si se quería contraer matrimonio. Pero estas escuelas fracasaron porque exigían una cierta inversión y porque no pudo encontrar buenos maestros. La falta de profesionales de la educación le hizo buscarlos entre el mundo eclesiástico y el militar, pero tampoco tuvo gran éxito en estas alternativas.

Si los problemas aludidos eran importantes para hacer naufragar sus reformas educativas había otro que tenía que ver con las contradicciones propias del Antiguo Régimen. Hemos expresado que el zar deseaba formar a los servidores del Estado y entre la nobleza y sectores medios de la sociedad. Pero, paralelamente a las leyes que planteaban las reformas, el zar permitió con otras disposiciones que se libraran de asistir a las escuelas diversos grupos que, en realidad, eran los más idóneos para formarse según el espíritu de esas reformas. Entre estos grupos estaban los hijos de la nobleza media y de los comerciantes, así como los familiares de los eclesiásticos. Las razones de estas excepciones o contradicciones no están muy claras, quizás el zar dudaba o recelaba de quienes debían entrar al servicio del Estado.

Un aspecto fundamental de las reformas fue su carácter secular. La Iglesia Rusa no se caracterizó por su alto nivel intelectual. El clero ruso no tenía ninguna inclinación por el racionalismo ni por las ciencias, dos pilares de las reformas de Pedro. Pero también es indudable que era una institución enfrentada al poder del zar que siempre buscó que estuviera supeditada a su gobierno. Por fin, Pedro fundó la Academia de las Ciencias, concebida no sólo como institución científica sino, sobre todo, educativa, aunque no pudo ver cómo se ponía en marcha. En conclusión, las reformas educativas del zar Pedro el Grande no se coronaron con el éxito porque se unieron obstáculos casi insalvables, a pesar de la energía del personaje, con las propias contradicciones.

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