La Rusia revolucionaria y su salida de la Gran Guerra

Historia

Aunque Rusia parecía tener una inagotable fuente de recursos humanos, sacrificados en ofensivas y resistencias, el inmenso Imperio no podía vencer en el frente oriental, especialmente a los alemanes. El sufrimiento de las tropas y las consecuencias sociales de una guerra larga e intensa terminaron por provocar tensiones y el caos que llevó a la Revolución de 1917.

 

Las tropas rusas no sólo tuvieron que hacer frente a la poderosa maquinaria alemana, sino que padecieron la desorganización en relación con la logística propia porque no llegaban o lo hacían muy tarde los alimentos, las municiones, y otros recursos. Además, el aparato productivo terminó por paralizarse porque el suministro de materias primas y combustible se colapsó, haciendo más dura la vida de la población. El prestigio del Gobierno imperial se desplomó y con el mismo el del propio zar Nicolás II.

El entusiasmo inicial en el verano de 1914 no tardó mucho en disiparse, y las posturas contrarias a la guerra aumentaron considerablemente. Liberales y socialistas se opusieron a la misma claramente a partir ya de 1915. El descontento en el invierno de 1916-1917 llegó al extremo, especialmente en unas ciudades sin abastecimiento y padeciendo el rigor del invierno ruso. Para la Historia han quedado las imágenes de las interminables colas de mujeres ante tiendas sin alimentos ni carbón.

Y así, en febrero (marzo en el calendario occidental) de 1917 estallaron las primeras manifestaciones de protesta en Petrogrado, siendo las mujeres las grandes protagonistas de las mismas, para ir uniéndose los obreros, que comenzaron a declararse en huelga. La policía se vio impotente para controlar una situación que, a todas luces, se les estaba yendo de las manos. El Gobierno recurrió al ejército, pero las tropas no se esforzaron mucho en las tareas de la represión. Cuando el presidente de la Duma le pidió al zar un nuevo Gobierno, Nicolás respondió con la disolución de la Duma.

Una parte de las tropas enviadas para la represión terminó por confraternizar con los manifestantes, por lo que la capital rusa dejó de estar controlada por el poder. Había estallado la Revolución. Aunque la Gran Guerra no es la única causa de esta conmoción sí es fundamental en el proceso para entender lo que ocurrió en Rusia.

Por el momento, el Gobierno Provisional surgido decidió mantener sus compromisos de la Triple Entente y permanecer en la Guerra.

Con el triunfo de los bolcheviques en la Revolución de Octubre se planteó que Rusia debía abandonar la contienda. En diciembre de 1917 se firmó un armisticio, es decir, el cese de hostilidades, con Alemania y Austria-Hungría. Era el paso previo para entablar negociaciones. Pero sobre este asunto los bolcheviques no tenían una postura común. Lenin quería la paz a cualquier precio porque sin ella podía peligrar la Revolución, mientras que otra facción, con Trotski como principal figura y comisario de Asuntos Exteriores, no tenían tan claro que había que buscar la paz, ya que la continuación de la Guerra podía ser un factor fundamental para exportar la revolución. Trotski pretendió alargar las negociaciones para ganar tiempo con el fin de que estallaran revoluciones en Europa, pero los alemanes fueron inflexibles. Trotski defendió que no había que aceptar de las condiciones y, por consiguiente, abandonar las negociaciones.

Pero la presión alemana terminó por hacer triunfar la postura de Lenin, el Gobierno ruso aceptó las condiciones que planteaba Berlín y que pueden ser claramente calificadas de muy duras. El 3 de marzo de 1918 se firmó el 
Tratado de Brest-Litovsk por el que se ponía fin a la guerra en el frente oriental. Rusia perdió 800.000 kilómetros cuadrados de territorio y una cuarta parte de su población. En compensación, el objetivo de Lenin se había conseguido, es decir, salvar la Revolución. Eso sí, la misma tendría inmediatamente otra prueba que superar, la Guerra Civil.

Este Tratado fue, sin lugar a dudas un éxito alemán, al deshacerse del frente del este, pero solamente fue retrasar un poco más el desastre que llegaría en el otoño.

Este sitio utiliza cookies. Al seguir navegando entiendo que aceptas mi política de cookies.
Más información Entendido