Con el otoño llega la tradicional campaña de los Bancos y las Aseguradoras para captar el ahorro a través de los planes de pensiones, que ofrecen más rentabilidad que los depósitos, que no aportan nada, y permiten obtener un beneficio fiscal evidente, a través de la bajada de la base imponible en la declaración de la renta. Por su parte, las entidades financieras sienten una gran predilección por este producto por las comisiones que cobran, y porque pueden disponer de unos depósitos que no se pueden retirar fácilmente ni durante un plazo de tiempo muy largo.
En esta guerra, al parecer, la estrella está siendo Bankia, que ofrece hasta un 5% a quienes realicen aportaciones y traspasos, mientras que otras entidades están entre el 3 y el 4%. Pero ante esta guerra que, en principio, parece beneficiar al ahorrador, conviene tener en cuenta algunas cuestiones no tan brillantes.
En primer lugar, no debemos olvidar que las ofertas de bonificación van unidas, en distintos casos, a compromisos del ahorrador, como son el de la permanencia del plan en la entidad durante plazos largos, y/o el de realizar aportaciones periódicas con importes mínimos que parecen muy altos, entre 100 y 200 euros mensuales. Pero, sobre todo, debemos recordar que las bonificaciones pueden ser un espejismo que nos deslumbre ante lo que verdaderamente importa de un plan, y que no es otra cosa que su rentabilidad. Podemos traspasar o abrir un plan y permanecer durante muchos años atados a una bajísima rentabilidad que haga que la bonificación se desvanezca tarde o temprano. Conviene, pues, estudiar todas estas cuestiones, que no se publicitan, más que dejarse llevar por el porcentaje de lo que se nos ofrece como premio. Por fin, también tenemos que recordar qué sistema nos conviene emplear, por cuestiones fiscales, a la hora del rescate del mismo.
Pero, lo más importante tiene que ver con el hecho de que los planes de pensiones no terminan de calar entre los españoles, como lo demostraría la caída de las aportaciones netas a los mismos a cierre del mes de septiembre. Tampoco parece que lo que se aporte sea muy grande, ya que solamente el 40% de los partícipes en los planes ingresa más de 900 euros al año, algo, a todas luces, muy insuficiente, ya que se pueden aportar hasta 8.000 euros para poder disfrutar de los beneficios fiscales.
¿Por qué ocurre esto? Parece evidente que la gran mayoría de los españoles, a pesar de sus ingentes esfuerzos para adaptarse a las coyunturas económicas, intentando gastar menos ante las crisis económicas, no pueden hacer mucho más porque los salarios son muy bajos, y un porcentaje muy alto de hogares llegan con muchas dificultades a fin de mes o no llegan. Ahorrar en un plan de pensiones, a pesar de las evidentes ventajas fiscales que supone, y después de haber analizado la rentabilidad de la amplia oferta que se ofrece, es un lujo para la mayoría. En definitiva, el asunto de los planes de pensiones nos recuerda las extremas dificultades para ahorrar que existen en nuestro país. Creemos que no se trata tanto de legislar a favor del ahorro, como de subir los salarios.