Los causantes de la guerra para los socialistas en abril de 1898
Es de sobra conocida la intensa campaña que el socialismo español emprendió contra las guerras coloniales de 1898, en consonancia con el programa internacionalista contra todas las guerras, pero también por razones más específicas españolas. Efectivamente, la exención del servicio de las armas por la redención en metálico suponía que solamente los hijos de las clases populares iban al servicio militar, quebrando el principio de igualdad ante la ley. La guerra no debía existir, pero si estallaba no podían padecerla solamente los hijos de los obreros.
Precisamente, en el mes de abril de 1898, ahora hace 122 años, el periódico El Socialista insertó un largo artículo en su número del día 22 de dicho mes en el que se denunciaba a los causantes de la guerra que iba a estallar con los Estados Unidos.
Los socialistas querían demostrar que los verdaderos causantes de la guerra estaban en España, sin negar que los Estados Unidos procedían “con falsía” (imaginamos que en alusión al hundimiento del Maine) para satisfacer su codicia, mostrándose de forma arrogante con España (no olvidemos la campaña de prensa en Norteamérica, en este sentido). Pero no bastaba para entender el conflicto. Los causantes de la grave situación en la que se encontraba España estaban en casa.
La Guerra de Cuba se debía a la mala política colonial seguida por España porque se había tratado a Cuba no como una de sus partes y, por lo tanto, merecedora de cuidados, sino como un mercado para provecho de un grupo de capitalistas. De ahí había nacido el descontento. España no había concedido las libertades que en Cuba se habían solicitado, provocando el estallido de la insurrección. Los socialistas denunciaban que si Cánovas o Sagasta hubieran otorgado la autonomía a los cubanos cuando comenzó el problema en 1895 la insurrección habría cesado. Es más, si cuando Sagasta, al final, había concedido dicha autonomía, aunque tarde, y los insurrectos pretendían ya claramente la independencia, ésta se hubiera concedido podrían haberse ahorrado muchas vidas y millones de pesetas, además de evitar para España el trance en el que se hallaba, en alusión al conflicto inminente con Estados Unidos.
La política seguida con Cuba, por lo tanto, había sido equivocada en cada momento, porque, no sólo había provocado esas desgracias en vidas humanas y en la economía, sino que, al final no iba a evitar la pérdida de la Isla por imposición norteamericana o europea, o lo que era peor, a consecuencia de una guerra con los Estados Unidos. Cualquiera de estas dos posibilidades era, a juicio socialista, mucho peor que lo que el PSOE en relación con la concesión de libertades a los cubanos y, al final, la independencia como consecuencia de los errores cometidos por la política colonial española.
Los socialistas consideraban que no había ningún honor en luchar por mantener la posesión de Cuba. Era insensato pretender creer que se podía vencer a los norteamericanos. España era un país pobre y “pésimamente gobernado” frente a la potencia del enemigo en todos los aspectos. Defender lo contrario era engañar a los españoles.
Los causantes de la guerra a la que parecía abocada España eran todos los políticos, conservadores, liberales, pero también los republicanos, así como la mayoría de los periódicos. Contra la guerra solamente estaban Pi i Margall, algunos de sus seguidores, y los socialistas.
La guerra dañaba al proletariado y, en consecuencia, debía siempre alzarse contra ella y combatir todos los intentos por despertar odios entre las naciones o por motivos étnicos.
Hemos trabajado con el número 633 de El Socialista. Santos Juliá explicó esta posición socialista contra la guerra colonial en su ya clásica obra, Los socialistas en la política española, 1879-1982, Madrid, 1997.