El proyecto pedagógico de Albert Thomas con su Historia anecdótica del trabajo
En este artículo aparecen tres personajes socialistas destacados, el autor del libro, Historia anecdótica el trabajo, el socialista francés Albert Thomas, que pasaría a la historia por ser el primer director general de la OIT desde sus inicios hasta su muerte en 1932, siendo antes un destacado político francés, y que estaría al frente del Ministerio de Armamento en la Gran Guerra, el autor de la adaptación española de la obra nuestro siempre estudiado Rodolfo Llopis, fundamental en la historia de la pedagogía y de la administración educativa española, además de su vital papel al frente del PSOE en el largo exilio y, por fin, el autor de la reseña del libro, Dionisio Correas, destacado maestro en las filas del socialismo español y al que hemos dedicado más de un artículo en este medio.
Así es, en este trabajo en El Obrero nos hacemos eco de la reseña firmada por Correas en El Socialista, en marzo de 1931 del libro Historia anecdótica del Trabajo de Albert Thomas en la edición española de Llopis, publicado por la Editorial Juan Ortiz, en Madrid, en 1930.
Para Correas Thomas había realizado un servicio inapreciable para la enseñanza con este libro ya traducido a varias lenguas y adoptado por las escuelas francesas. Por su parte, también elogiaba a Llopis por su adaptación al público español infantil, es decir, nos encontraríamos ante un texto con vocación pedagógica.
Correas, como sabemos, era un maestro experimentado, y conocía muchos manuales de Historia con destino escolar, tanto en Primaria como en Secundaria, y también había constatado la escasa huella que dejaban en los alumnos. Y, a pesar de que era una observación muy común, comprobaba que persistía el hábito de escribir al viejo estilo. La audacia reformadora estaba reservada, en su opinión, a un grupo minoritario de autores, entre los que había que incluir, lógicamente, a Thomas.
El autor de la reseña explicaba, además, que había una tendencia en ese momento en la que se sustituía el libro de texto de Historia en los primeros grados educativos por las lecturas históricas, y las cuestiones que afectaban a la vida interna de los pueblos tenían primacía sobre otras obras que “constituyen la hojarasca, a parte exterior, no deleznable (…), pero sí secundaria en los conocimientos históricos”.
Correas aprovechó la reseña para opinar sobre qué tipo de lectura era mejor para fijar en la mente de los jóvenes la Historia. Pensaba que la “anécdota, el texto histórico bien elegido”, eran fundamentales, más que las farragosas lecturas de los textos oficiales, repletos de datos carentes de valor.
El libro de Thomas estaría entre esas lecturas estimulantes, y sobre una de las facetas de la Historia universal, la que en su tiempo era objeto de investigación y de crítica hasta de comentarios apasionados y diatribas sectarias, es decir, la Historia del trabajo.
Y para alcanzar este objetivo Thomas había buscado en la historia de cada tiempo para mostrar cómo había vivido el trabajador, “sujeto de la dependencia económica en cada época”.
Comenzaba con la vida de los esclavos en Grecia y sus colonias en Oriente. Ese capítulo se titulaba “El porquero de Eumes”, tomando de la Odisea todo lo que tenía un valor objetivo para el fin que se había propuesto el autor. Thomas ofrecía descripciones precisas del período clásico, de los esclavos en Esparta y en Roma, después de los siervos en la Edad Media, y de los gremios en un capítulo que Correas valoraba mucho por su belleza, es decir, “Eloy el orfebre”, llegando a la realidad de la OIT.
En la obra no faltaban capítulos dedicados concretamente a España, introducidos por Llopis, es decir, “Fuenteovejuna”, “Los alpargateros de Elche” y “Pablo Iglesias”.
Correas consideraba que la obra era muy objetiva, y que solamente “espíritus sectarios” podían oponerse a la lectura de este libro por los niños, aunque también era conveniente para adultos. En conclusión, era un libro que no debía faltar en la biblioteca de ningún obrero. Hemos consultado la reseña en el número 6883 de El Socialista del día 1 de marzo de 1931. Hemos comprobado que el libro se puede adquirir online a través de distintas librerías.